Continuamos con el tema del talento del que hemos hablado en post anteriores (leer artículo relacionado).

Sin duda el mayor obstáculo del talento somos nosotros mismos, fundamentalmente porque cada uno de nosotros construimos la manera de ver el mundo a través de nuestras creencias.

Pero , ¿qué es una creencia?

Como nos decía Anton Chekov: «El hombre es lo que cree

Las creencias son juicios que cuentan con nuestro asentimiento y conformidad y al que la mayor parte de las veces obedecemos de modo imperativo, seamos o no conscientes de ello. Cuando logramos conocer nuestras propias creencias, somos conscientes de lo que podrá o no ejercer influencia sobre nosotros y esto nos permitirá adaptarnos a las diferentes circunstancias con  con que nos encontramos.

Básicamente una creencia es una opinión que transformamos en un hecho cierto, y estas creencias se forman en las primeras etapas de vida, a través de los mensajes que de manera repetida van calando en nosotros y transforman esa opinión que viene del exterior en un hecho cierto.

Existen estudios que nos dicen que los niños escuchan 60 veces al día el concepto «NO«: «no toques…», «no hagas…», «no saltes…», pero también podemos considerar parte de este concepto frases como: «mira que eres torpe…», «mira que eres malo…», «no conseguirás hacerlo…» Este tipo de mensajes se quedan anclados a nuestra manera de ver las cosas.

Cuando un niño escucha de un adulto: «mira que eres malo», no piensa, sobre todo si estamos hablando de edades tempranas, que su papá o la persona de referencia que le está diciendo eso se equivoca, y su comportamiento va siempre a procurar validar la expectativa que el adulto ha puesto en él. Esto hace que nuestra manera de ver las cosas esté absolutamente condicionada por las creencias que hemos ido construyendo.

Las creencias pueden o bien limitarnos, o bien potenciarnos. Todo lo que «nos decimos» es lo que luego nos va a ocurrir. Si mi creencia es que yo no voy a ser capaz de hacer algo, estoy generando las circunstancias para que eso sea cierto; mientras que si yo creo que soy capaz de hacer las cosas, nunca tendré la certeza, pero sí que aumentaré la probabilidad de que esas cosas ocurran.

Las creencias están en nuestro día a día.

Muchas veces nuestra responsabilidad acaba donde comienza nuestra creencia limitante.

Cuando somos capaces de romper una creencia limitante,  permitimos que otras personas puedan abordar una situación difícil como a la que nos hemos enfrentado, no desde la imposibilidad, sino desde la posibilidad, aunque la situación sea realmente complicada, mirándola desde una perspectiva diferente.

¿Crees que tus creencias están siendo obstáculos para desarrollar tus talentos?, Si la respuesta es sí: ¿te gustaría convertirlas en creencias potenciadoras? Desde La Escuela de Emprendedores, podemos ayudarte, solicítanos información sin compromiso.

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