El cuento de la hormiga

El cuento de la hormiga

Érase una vez una hormiga que vivía cómodamente en su hormiguero, con todas sus necesidades cubiertas y sin preocupaciones, no le faltaba comida ya que toda su familia vivía en una rica tierra, ni agujero en el que cobijarse. Tenían un gran líder que las guiaba en su camino cada día, y su vida prometía ser tan tranquila y predecible como la de todo su hormiguero.

Un día de tormenta se desvió un poco del camino marcado, y para su sorpresa, descubrió un nuevo horizonte lleno de nuevas oportunidades, y decidió explorarlo.

El camino no fue fácil, pero poco a poco consiguió ir avanzando. Cada día era un nuevo aprendizaje, un nuevo reto a superar. Despacito, pasito a pasito, suave , suavecito …

Un día se encontró con un compañero de viaje, que venía con una gran mochila, y le propuso ayudarle a llevar su carga.

Tras años ayudándole a avanzar en el camino que habían decidido recorrer juntos, se dio cuenta de que era ella la que finalmente estaba cargando con esa mochila, que se había hecho aún más pesada.

Decidió pedir ayuda, ante la impotencia de no poder hacer nada más para seguir avanzando.

Para su sorpresa, esa ayuda consideró que la gran mochila que todos veían, no existía, y que la valiente hormiga llevaba portando una carga imaginaria durante años, y que todo su entorno estaba también equivocado al verla.

La solución que planteó fue separar los caminos de los dos aventureros, ya que ignorando la existencia del porte, estaba seguro de que por fin ambos podrían avanzar.

Como veis, dependiendo de las gafas con las que se mire: la imagen puede ser totalmente diferente.

Y vosotros: ¿creéis que ignorando aquello que os impide avanzar, conseguiréis vuestro objetivo?, ¿estáis dispuestos a explorar nuevos horizontes?