Depende, ¿de qué depende?

Depende, ¿de qué depende?

Depende, de qué depende? de según cómo se mire, todo depende…

Muchos de nosotros recordaremos esta sencilla canción con la que Jarabe de Palo, allá por el 1998 nos hizo pensar un poco. A algunos, en plena adolescencia, quizás no demasiado jajaja. Pero con el paso de los años, estas palabras siguen resonando en nuestras cabezas.

¿Cuántas veces hemos magnificado lo que considerábamos «la peor de nuestras desgracias», y después resultó «no ser para tanto»?

Muchas veces me habréis oído hablar de que la realidad que cada uno percibe depende de las gafas con la que la miremos. Realmente estoy convencida de que eso es así. Pero también soy consciente de que muchas veces no es sencillo darse cuenta de ello.

Es más fácil verlo en los demás: «no es para tanto como piensa». Pero cuando nos toca a nosotros: «lo mío sí que es un problema…». ¿Os habéis visto alguna vez en esta situación? Pues siento deciros que para los demás quizás «tampoco sea para tanto como pensáis».

Ante esta situación, tenéis dos opciones:

  • aislaros en vuestra burbuja y seguir martirizándoos por lo que es o lo que pudo ser, o
  • ver desde otra perspectiva la realidad que estáis viviendo, actuar y avanzar.

¿Qué preferís?

La primera opción es la más cómoda, para que os voy a engañar. Es más, seguro que encontráis «vampiros» a vuestro al rededor que «os darán la razón», y pintarán aún si cabe más negra esa realidad que percibís. Personalmente, hace años que decidí alejarme de los «vampiros», y no los echo nada de menos…

La segunda opción no es fácil, pero sin duda los resultados merecerán la pena.

Para algun@s la burbuja se ha convertido ya en su zona de confort, pero ya que estamos en verano: ¿por qué no irnos de vacaciones a la zona de oportunidades? A ser posible con billete sólo de «ida».

Lo de «ahogarse en un vaso de agua», es deporte nacional, y cada día cuenta con más seguidores. ¿Sois abonados del Club?

Os invito a que cambiéis vuestras gafas, o al menos que las graduéis de nuevo, y que miréis otra vez esa realidad. Porque «Depende, todo depende. De según cómo se mire, todo depende.»

Para que las palabras no se queden en el aire, siempre recomendamos hacer este ejercicio acompañados de papel y boli, porque cuando lo escribimos, nuestro cerebro es capaz de asimilarlo mucho mejor. Vamos allá!

  1. Escribimos esa realidad tan negra que estamos viendo. Ese problema tan grave que percibimos. A poder ser con todo lujo de detalles. Un profesor de la Universidad nos decía que «tener problemas no es un problema», porque significaba que tenía solución. Que cuando no tenía solución, entonces se convertía en desgracia. Así que si lo vuestro es sólo un problema, estáis de enhorabuena, porque tiene solución!!!
  2. A continuación, deberéis escribir aquello que estáis haciendo actualmente para afrontar esa situación. Si no estáis haciendo nada, o simplemente estáis parados en vuestra burbuja, dejaríamos esto en blanco.
  3. Un tercer paso, sería escribir aquello que podéis hacer ante esa situación, y que no estáis haciendo, para poder cambiarla. Os recomendamos que dejéis a un lado las limitaciones que podáis tener. Echad vuestra imaginación a volar, sin límites.
  4. Por último, os invitamos a haceros la siguiente pregunta: ¿qué es lo peor que puede pasar si actuáis?

Una vez que tengamos esto por escrito, es el momento de valorar si actuar o no y cómo hacerlo. Sabemos que esto no es fácil, pero con ayuda todo es posible. Podemos ayudarte a diseñar tu plan de acción para revertir esta situación que no te deja avanzar. Por que otra vida es posible, y tú puedes ser el protagonista.

Muchas veces la solución está más cerca de lo que creemos, porque «Depende, todo depende, de según cómo se mire todo depende…»

 

El cuento de la hormiga

El cuento de la hormiga

Érase una vez una hormiga que vivía cómodamente en su hormiguero, con todas sus necesidades cubiertas y sin preocupaciones, no le faltaba comida ya que toda su familia vivía en una rica tierra, ni agujero en el que cobijarse. Tenían un gran líder que las guiaba en su camino cada día, y su vida prometía ser tan tranquila y predecible como la de todo su hormiguero.

Un día de tormenta se desvió un poco del camino marcado, y para su sorpresa, descubrió un nuevo horizonte lleno de nuevas oportunidades, y decidió explorarlo.

El camino no fue fácil, pero poco a poco consiguió ir avanzando. Cada día era un nuevo aprendizaje, un nuevo reto a superar. Despacito, pasito a pasito, suave , suavecito …

Un día se encontró con un compañero de viaje, que venía con una gran mochila, y le propuso ayudarle a llevar su carga.

Tras años ayudándole a avanzar en el camino que habían decidido recorrer juntos, se dio cuenta de que era ella la que finalmente estaba cargando con esa mochila, que se había hecho aún más pesada.

Decidió pedir ayuda, ante la impotencia de no poder hacer nada más para seguir avanzando.

Para su sorpresa, esa ayuda consideró que la gran mochila que todos veían, no existía, y que la valiente hormiga llevaba portando una carga imaginaria durante años, y que todo su entorno estaba también equivocado al verla.

La solución que planteó fue separar los caminos de los dos aventureros, ya que ignorando la existencia del porte, estaba seguro de que por fin ambos podrían avanzar.

Como veis, dependiendo de las gafas con las que se mire: la imagen puede ser totalmente diferente.

Y vosotros: ¿creéis que ignorando aquello que os impide avanzar, conseguiréis vuestro objetivo?, ¿estáis dispuestos a explorar nuevos horizontes?

¿Quién la tiene más larga?

¿Quién la tiene más larga?

Nos pasamos la vida comparándonos con las personas que tenemos a nuestro alrededor.

Desde pequeños, somos comparados con nuestros herman@s, prim@s, con nuestros compañer@s de clase en el colegio… forma parte de nuestro desarrollo: la comparación con aquell@s que nos rodean nos ayuda a superarnos día a día, nos ayuda a crecer, nos ayuda a avanzar.

Es estupendo aprovechar los beneficios que nos produce observar a los demás, tratar de llegar al mismo nivel e incluso, por qué no, superarlos. En muchos casos es una motivación  extra que nos hace dar lo mejor de nosotros mismos.

La competitividad no es negativa, pero: ¿dónde está el límite?

En algunos casos, cuando ya se ha conseguido todo lo que se quería, en el afán de obtener reconocimiento, algunas personas no se conforman con compararse con los que tienen a su alrededor, sino que se convierte en obsesión «ser más» , «tener más», y «que se vea». 

Aunque podamos pensar que estas comparaciones son más características de los hombres, de ahí la expresión que da título a este post, realmente no tiene que ver con el sexo, sino con la energía predominante en cada uno. Se trata en este caso de una característica asociada a la energía masculina. Todos tenemos energía masculina, «yang«,  y femenina, «yin«, y lo ideal es conseguir el equilibrio entre ambas, acordaros del símbolo que lo identifica:

yinyangEn próximos artículos os hablaremos del interesante mundo de las energías: saber más sobre ellas, nos ayudará a conocernos  y mejorar nuestras relaciones.

Llama la atención que algunas personas, en lugar de esforzarse por alcanzar su mejor versión, buscan ese crecimiento poniendo un pié encima al que tienen al lado. Su objetivo ya no es hacer de forma excelente la tarea que les ocupa, sino demostrar que lo hacen mejor que los demás, en algunos casos creciéndose al llegar a la humillación de los que le rodean. ¿Conoces algún caso?

Esta actitud, lejos de ser una demostración de poderío, de valentía, es una muestra de una baja autoestima, de una necesidad de destacar no acorde con las capacidades y méritos de quien se comporta de esta forma. Detrás de este comportamiento se encuentran posiblemente situaciones vividas en el pasado, en la que esa persona percibió que se comportaban con él/ella de esa forma, y lo que busca es «ajustar cuentas».

Pero, ¿por qué lo tenemos que pagar los demás?, os preguntaréis.

Forma parte del juego de la vida, y de las cartas con las que cada uno ha decidido jugar. Estoy segura de que esas personas no son felices comportándose así: os proponemos jugar a identificarlos y aprender de sus errores. Siempre es posible seguir aprendiendo y una de las grandes virtudes que no podemos comprar con dinero, es la humildad de darse cuenta de ello.

Es posible que hayáis escuchado recientemente a alguien deciros : «no tienes ni idea», con un tono de prepotencia que os ha herido, precediendo a una demostración de lo bien que lo hace esa persona, o en algunos casos un discurso de los éxitos que consigue haciéndolo «como hay que hacerlo». No os preocupéis: si esa persona realmente tiene seguridad en sí misma y en lo que hace, no le importará mostraros cómo podéis llegar a hacerlo, y podréis aprender y seguir avanzando en vuestro camino, y sobre todo seguir creciendo.

A través de las herramientas que nos ofrece el coaching, podemos ayudaros a sacar vuestro máximo potencial a la luz, para que podáis alcanzar vuestra mejor versión, no con el objetivo de ser más que nadie y alimentar vuestro ego, sino para que potencieis la seguridad en vosotros mismos y vuestra autoestima. ¿Os gusta como reto de este nuevo año?

 

 

¿CUÁLES SON TUS EXCUSAS?

¿CUÁLES SON TUS EXCUSAS?

Cuando nos hacen propuestas más o menos interesantes, a menudo nos cuesta decir que no , y optamos por la opción más fácil: poner una excusa, o peor aún: decir que sí, porque no nos atrevemos a la negación, pero pensando ya en esa excusa que nos librará del compromiso adquirido.

Pero, ¿por qué hacemos esto?, ¿Acaso a nosotros nos gusta que nos digan que sí y después siempre surja el famoso «pollo al horno», justo para el momento concreto del compromiso?

Con las excusas no estamos engañando sólo a los demás, sino que nos engañamos a nosotros mismos y visto así, sí que parece más grave, ¿no creéis?

Las excusas nos frenan, nos impiden avanzar en nuestro camino, quizás intentando esconder nuestros miedos, nuestra falta de valentía, o quizás por el miedo a un futuro que tememos construir. Y es ahí cuando debemos pararnos a reflexionar, a indagar en los porqués, a enfrentarnos a todo aquello que nos está impidiendo fluir. Es como ir en el coche con el freno de mano puesto, ¿habéis probado alguna vez lo difícil que es avanzar así, o incluso arrancar la marcha?. La palanca de freno es » la excusa» que impide avanzar a nuestro coche, ¿cuál es la que nos impide avanzar a nosotros?

Sabemos que es difícil hacerse estas preguntas, y más aún encontrar las respuestas. La buena noticia es que no estás solo! Podemos acompañarte en este camino, mediante un proceso de coaching podrás descubrir los miedos que te están frenando, todo aquello que te impide ser tú mismo, que te impide brillar, y trabajar sobre ellos para alcanzar tu mejor versión.

Ante esto, podrás ponerte una excusa: «es que si realmente hiciese lo que quiero hacer, los demás, o mi jefe, mi familia harían….» Y nosotros te preguntamos: ¿estás seguro?, ¿has probado alguna vez?, ¿te has dado la oportunidad?. Si la respuesta a alguna de estas preguntas es «NO», entonces lamentamos decirte que eres tú el que te estás impidiendo cambiar, y con ello avanzar. Lo positivo es que está en tus manos tomar la decisión, porque «si siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados». Atrévete a vivir!, ¿qué es lo peor que puede pasar si lo haces?, ¿realmente es tan grave?.

En otras ocasiones, quedamos aliviados al dar una excusa: «yo creo que coló, se lo ha tragado…» y volvemos a lo que comentábamos antes: ¿qué te parecería si eres tú el que propones algo a esa persona y en lugar de un «no» o un «sí», recibes ese pretexto?. Ponernos en el lugar del otro, nos ayuda a ver la realidad con unas gafas diferentes. A esa persona puede importarle o no tu respuesta, sea cuál sea esta, pero ¿y a ti?, ¿te sientes bien no siendo sincero contigo mismo?

Otra realidad es posible, y desde La Escuela de Emprendedores, estaríamos encantados de ayudarte a emprender este cambio, y acompañarte en tu camino, ¿Aceptas el reto?