Me agacho al suelo y toco las hojas con las manos.

Son rugosas y tienen pequeños bultitos. Son preciosas, todas ellas son perfectas, todas diferentes.

Me parece fantástico el abanico de colores que tienen. Como pasan del verde, amarillo, blanco, naranja marrón y rojo.

Miro el paisaje como si fuera la primera vez que lo veo.

 

Siento calor en la cara.

Cierro los ojos y levanto la cabeza, para poder oler el aire.

Inspiro fuerte. Meto todo el aire que puedo en mis pulmones. Siento como el pecho se me hace grande.

Siento como se hincha y como yo me hago grande, acostumbrada a sentirme pequeñita, ahora me siento grande y fuerte.

El aire es fresco.

 

La imagen.

Intento guardar la imagen de lo que me rodea en mi memoria. Quiero guardar este momento, congelarlo.

La hierba tiene un color verde.

El viento se posa sobre la hierba y la acaricia, suavemente. Escucho el ruido que hace, es como un susurro.

 

El viento.

Ondula la hierba, haciendo formas en movimiento…

La hierba, se parece a una bandada de golondrinas, haciendo formas mágicas, moviéndose.

Ondulando, dando vueltas y volviendo al mismo sitio, una y otra vez. Acompañado todo este movimiento de un susurro.

 

Inspiro.

Vuelvo a hacer una inspiración profunda y me agacho al suelo, poniéndome de cuclillas, con las palmas de las manos hacia abajo. 

Siento como la vibración de los hilos de hierba, hace cosquillas en la palma de mi mano… Me encanta, es una sensación muy agradable que me hace sonreír…

Me siento como una niña pequeña, divirtiéndose, con sus travesuras y fantasías….

Siento como esa vibración sube desde la palma de mis manos, pasa por la yemas de los dedos y recorre toda la palma, acariciándola suavemente hasta llegar a las muñecas y sube por el antebrazo.

 

Sentir.

Sentirme viva.

Cierro los ojos, con la intención de que mis sentidos se hagan más sensibles.

Quiero grabar este momento, quiero recordarlo.

Este será mi recuerdo y lo guardaré en mi jardín secreto.

Donde guardo mis fantasías que me ayudan a vivir. Mis recuerdos.

 

Siento como el aire acaricia mi mano, mientras acaricia los hilos de la hierba.

Siento el sol en la cara, que poco a poco se me va calentando y me pica un poquito.

Tengo los ojos cerrados, así me puedo concentrar un poco más en todo lo que me rodea.

 

Extiendo la otra mano, hacia el suelo, hacia la tierra en la que están las raíces. Después de un rato, siento la corteza del tronco de un árbol, sobre la palma de mis manos.

 

Espero que este relato breve te haya gustado tanto, como a mí escribirlo.

¡Gracias por haberme dedicado tu tiempo!

 

 

 

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