A veces me equivoco al elegir amistades y relaciones…
¿Lo has pensado alguna vez?
Una de las cuestiones que planteo en el test de fortalezas y debilidades que utilizo frecuentemente en mis formaciones, es precisamente: «A veces me equivoco al elegir amistades y relaciones» , y me sorprendía que la respuesta más habitual de nuestros alumnos y coachees fuese «muy propio de mi».
La fórmula del talento
Continuamos con el tema de nuestro último post (ver artículo relacionado), hablando de una de las fórmulas para descubrir el talento.
Por una parte, como ya hemos comentado, el talento tiene un componente innato, pero a este factor podemos añadirle otros muy importantes como el compromiso, el componente actitudinal: ¿qué es lo que hago yo para desarrollar esa capacidad que me ha sido dada desde que nací?. Un tercer componente, también muy importante es el contexto: de nada sirve tener una capacidad innata y entrenarla mucho, si estás en el contexto inadecuado.
Por ejemplo, un jugador de élite como Cristiano Ronaldo, del que no cabe duda que su talento innato es innegable, vive por y para el deporte, entrena muy duro a diario, pero imaginemos que en lugar de ocupar la posición que ocupa en el Real Madrid, fuese portero de cualquier otro equipo; lógicamente su talento no podría desarrollarse. Es necesario estar en el contexto adecuado para que esa capacidad y ese entrenamiento se pueda desarrollar.
Si sabes en qué eres bueno, ¿estás en el contexto adecuado? Si estás en el contexto adecuado, la fórmula es muy sencilla; lo único que te queda es dedicarte 100% a aquel factor del talento que depende exclusivamente de ti , que es el COMPROMISO, pero si no estás en el contexto adecuado, ¿qué te lleva a no cambiar?, ¿porqué continuas en un lugar en el que tu talento jamás va a poder desarrollarse?
Queremos animarte a que compartas con nosotros estas cuestiones, y si aún no sabes la respuesta, desde La Escuela de Emprendedores te ayudamos a averiguarla.
Te invitamos a pensar en alguien que ha sido muy importante para ti, alguien que te ha ayudado a dar un salto de calidad en tu vida personal o profesional. Posiblemente, si tuvieses que agradecerle algo, lo que más le agradecerías es que te dio CONFIANZA, es que apostó por ti, te dio una oportunidad. La confianza es el elemento indispensable para que el talento pueda desarrollarse , es el motor del talento.
Una de las grandes dificultades que los líderes tienen cuando gestionan equipos, es conseguir que las personas se comprometan, cómo conseguir que se vinculen fuertemente a los proyectos, y en ello tienen mucho que ver el TALENTO y la CONFIANZA.
Sobre el compromiso no podemos incidir directamente , sino que es una consecuencia natural de otras acciones de los líderes.
¿Dónde es necesario poner el foco para que nuestro equipo realmente se comprometa? Nadie se compromete si no confía: la confianza es la puerta de entrada al compromiso.
¿Cómo podemos generar ese clima de confianza para que la gente consiga comprometerse?
El líder debe tener tres claves fundamentales para conseguirlo:
- Ser coherente: que no exista diferencia entre lo que dice y lo que hace;
- Ser predecible: comportarse siguiendo la misma línea siempre;
- Tener capacidad: aptitudes para resolver problemas.
A nivel individual, ¿Por qué me comprometo con las cosas? por que confío en mi, ¿por qué confío en mi? porque tengo capacidad, porque soy coherente y porque soy predecible en las cosas que hago. Esta es una cadena de valor fundamental en el desarrollo profesional y en el desarrollo de un equipo.
Y tú, ¿sigues esta cadena de valor para generar confianza en tu equipo?
¿Por qué nos cuesta descubrir nuestro talento?
El talento es un factor clave en el desarrollo personal, profesional, individual y colectivo. Es el gran compromiso que tenemos con nosotros mismos.
El talento es un componente alejado de un factor innato; no podemos dejar todo nuestro talento en manos de lo genético y de lo innato. Hay muchas más variables que entran a jugar como personajes fundamentales en nuestro talento.
Uno de los motores es la confianza, es el motor que nos permite extraer la mejor versión de nosotros mismos.
Somos nosotros mismos, nuestras creencias limitantes y las cosas que nos decimos, los obstáculos que en gran medida hacen que nos cueste mucho más alcanzar ese gran desarrollo personal y de nuestro talento.
Aprendemos a mirar mucho más nuestras limitaciones que nuestras fortalezas. El talento se encuentra en las fortalezas y en su entrenamiento.
Fundamentalmente el gran motivo por el que nos cuesta tanto descubrir en qué somos buenos, es porque no nos han enseñado a encontrarlo. Nuestro sistema educativo se centra más en arreglar aquellas cosas en las que no somos buenos, y nos pasamos la vida intentando corregir debilidades, errores, y perdemos el foco en entrenar aquellas cosas en las que realmente sí somos buenos.
La emoción más poderosa vinculada con el aprendizaje, es la sorpresa. La sorpresa nos habla de aquellas cosas que nos estimulan, que nos motivan. Es muy importante que desde muy pequeños entrenemos nuestra capacidad para descubrir, para asombrarnos. En todo lo que nos asombra, es muy probable que se encuentre nuestro talento.
¿Cuánto tiempo dedicamos a arreglar lo que hacemos mal y cuánto tiempo dedicamos a entrenar y mejorar aquello en lo que somos buenos? Es importante dedicar tiempo a descubrir, y luego disciplinarnos para mejorar nuestras capacidades, es un factor clave en nuestro talento.
Somos lo que entrenamos: por eso es muy importante que desde muy pequeños reforcemos aquellos aspectos en los que nos podemos manejar muy bien.
El talento habla de fortalezas, habla de la mejor versión de nosotros mismos: no sólo es necesario descubrir y sorprendernos por las cosas que nos llaman la atención, sino que posteriormente es importante trabajar, poner el foco en entrenar aquello en lo que realmente vamos a aportar un valor diferencial.
Cuando nos preguntan en qué somos buenos o no , no solemos saber responder a esta pregunta. En muchas ocasiones, el motivo es que está vinculado a una cierta vergüenza a verbalizar nuestros talentos. En cambio, cuando nos preguntan por cosas que hacemos mal, enseguida respondemos.
Vinculamos el talento con la vanidad, con algo que no es bueno decir, porque parece que alimenta nuestro ego en exceso, y es todo lo contrario.
Es muy importante diferenciar el talento con «ser el mejor»: el talento nos habla de hacer algo especialmente bien, pero no por eso tenemos que ser el número 1 en ese aspecto, simplemente que lo hacemos de forma diferente, y aportamos valor en el entorno en el que nos movemos.
Y tú, ¿dónde aportas valor?
Objetivo del líder: conseguir resultados
Continuamos en este post con el hilo de los anteriores, (ver post relacionado) comentando nuevas características del líder.
Cuando el líder se encuentra haciendo el seguimiento del Plan de acción, el objetivo final es conseguir el resultado , la pregunta que debe hacerse en este sentido sería: «Conseguir resultados SÍ, pero ¿a qué precio?». Podemos encontrar dos formas de trabajarlo:
- A través del MIEDO: en la que realmente perdemos toda autoridad y sólo nos quedamos con el «poder formal», dejamos de ser líderes, para ser «jefes». De esta forma, incapacitamos a las personas de nuestro equipo para que desarrollen su talento y posiblemente no consigamos los resultados esperados. Es una visión a corto plazo. La prisa es una forma de miedo: las organizaciones que funcionan a una gran velocidad, son organizaciones enfermas. Pueden seguir consiguiendo resultados durante un tiempo, pero han perdido su esencia, precisamente por haber estado intoxicadas por el miedo.
- A través de la CONFIANZA: En un entorno de confianza, hay una apuesta a largo plazo. Para que un líder sea capaz de conseguir y de generar resultados en su equipo, tiene que establecer siempre una estrategia de «ganar-ganar» (win-win). La percepción de que todas las personas que participan en un proyecto, están ganando. No todos tienen que ganar lo mismo, sino que todos tienen que tener esa percepción de estar ganando.
«Ganar» no es lo mismo que «vencer»: uno vence cuando queda por encima de otro y ese otro, ha perdido, sin embargo ganar, podemos ganar todos. Tener esta sensación cuando trabajamos en equipo es muy importante. Como nos habréis escuchado en muchas ocasiones: «unas veces se gana, y otras se aprende».
El líder tiene que ser capaz de conseguir este equilibrio entre todos los miembros de su equipo.
Por último, en esta búsqueda de resultados a través de un plan de acción, es importante que el líder desarrolle su talento para desarrollar personas. Es el aspecto más emocional del liderazgo.
En este momento el líder adoptaría el rol de «mentor«.
El concepto «mentor» , viene de la Odisea, cuando Ulises entrega la educación de su hijo Telémaco a Mentor, y éste le acompañará en ese proceso de aprendizaje a lo largo de su vida.
El líder acompaña a los equipos, es el «guardián» del estado de ánimo de las personas que componen sus equipos.
Más allá de los resultados está en qué se transforman las personas mientras persiguen los objetivos que se han marcado. El foco debe estar en el proceso de transformación que todos los seres humanos generamos cuando vamos buscando metas.
Los líderes protegen, conservan, cuidan y retan a las personas, estimulándolas con entusiasmo.
Siempre que mantengamos este entusiasmo y encontremos sentido al proyecto que hacemos, podremos conseguir los anhelados resultados extraordinarios que los líderes siempre buscan en sus equipos.
El líder, con su visión, es capaz de generar «MOMENTUM«. El momentum es una emoción compartida por todo el equipo, que les lleva a remar todos en la misma dirección, a creer en sus posibilidades como equipo y a dar un rendimiento, que posiblemente ni ellos mismos sabían que eran capaces de ofrecer. Liderazgo y trabajo en equipo van unidos en esta generación del momentum.
Y tú, ¿te consideras un buen líder?, si la respuesta es no, ¿te gustaría llegar a serlo? Desde La Escuela de Emprendedores, te ayudamos a conseguirlo. ¿Aceptas el reto?